El cielo también habla

Miré el cielo, y éramos nosotros. Era verdad eso que decían, que para analizar mi universo tenía que deshacerme de ruidos y luces. Vi que en esa pantalla gigante de infinitas pulgadas había cada vez más estrellas; y todas brillaban. No se veían siempre igual. Titilaban. Sí, ya sé que todas titilan, pero esta vez éramos nosotors los que titilábamos. Estaban él, mis viejos, mis hermanos, mis amigas, los chicos, los que me cruzo cada día en la calle, los que nunca les di importancia y  los que le di demasiada. Estaba yo. Él también.

La disposición esa no era al azar. Era rara. Me doy cuenta ahora que era estratégica. Cuando me vi a mi, no era el centro de la escena. Es más, no hábia ningún lugar que podamos llamar "el centro" o "el medio". Era la vida, los que tenemos una vida ahora. Los más cercanos a mi eran estrellas que llevaban el aire de mi familia. También estaba unida a otros por algo a otros, mis amigos. Ellos tambien también tenían otro grupo de luces que los acompañaban. Como constelaciones, casi inexplicablemente unidos.

A él lo vi por segundos. Pasó muy cerca mío. En otra ocasión, le hubiera pedido un deseo. Pero sentí que con el simple hecho de haber aparecido ahí, había cumplido su función.
Pero después lo vi pasar al lado de otras estrellas lejanas a mí.

Me acuerdo que cuando todavía el se veía, yo brillaba. Brillaba mucho. Despareció, y yo bajé la intensidad de mi luz. Unos segundos más tarde volví a brillar.
Me distraje pensando y, cuando volví a mirar, nosotros ya no éramos nosotros.

Las estrellas se habían convertido en momentos. Imágenes de mi historia. La estrella que anteriormente fui yo, ahora era yo en ese momento; boca arriba, en el patio, a oscuras y en silencio. Los recuerdos más presentes estaban más próximos a mí. Ttitilaban todos. Había algunos olvidados, otros efímeros. Él fue efímero. El único momento en el que estuvo allí fue fugaz. Al igual que antes, pasó cerca de mi hoy. Otra vez, la estrella del presente brilló, se apagó y volvió a brillar. Las cercanas hicieron lo mismo, todas a la vez.

De repente, alguién prendió la luz del patio. Yo, inmutable. La estrellas cambiaron. Se veían menos en cantidad, pero mucho más intensas de lo que se habían mostrado esa noche. Los astros eran ahora ángeles, que fueron parte de mi vida; lo son todavía. Ellos, a los que ya no puedo ver, pero puedo sentir. Estaba mi abuelo, el ángel más grande, amigos, y muchos más. Sentí alivio al no verlo a él en esta escena. Poruqe no me llevo bien con el rencor, y aunque las últimas semanas estuve evitando hasta sus iniciales, sé que tiene cosas por hacer aún. Es un ángel, fue un momento, y es parte de mi vida. No importa lo que pasó con las palabras.
Es un ángel, no se si mío o de quién.
Fue un momento, muy corto, casi virtual, pero fue.
Es parte de mi vida, aunque no quiera aceptarlo.

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