Ley de hielo

<a href="https://www.freepik.es/foto-gratis/parque-nacional-glacier-montana_14377722.htm#query=nevada%20lago&position=0&from_view=search&track=ais">Imagen de wirestock</a> en Freepik

Pasan los días y todo se desdibuja. Y se descongela.

Ya no tengo tan claro si lo que me hacía mal realmente me hacía mal o sólo era que no dejaba de incomodarme. Las cosas veían bien, pero algo pasó. Lo sentí, aunque no entendía qué era ni qué tenía que ver. Fue un día de semana, en el que de cena él preparó un guiso de arroz. Una olla grande de guiso, porque el tema de calcular las cantidades de arroz para dos personas no a todos se le da. 

Esa comida fue rara. Era un guiso pero no se veía como tal. Estaba más pálido que los que me han preparado y de los que yo misma he hecho. Yo entiendo que un guiso tiene cantidades significativas de salsa, que la legumbre o pasta que estás por comer se tiñe del naranja fuerte por el puré de tomate. O pulpa de tomate, según la preferencia del hogar o de quien cocina. Naranja casi tirando a rojo pero nunca es rojo. 

La cuestión es que comimos el guiso y estaba rico. Gracias por cocinar. Pero de lo que sobró fue a parar a un recipiente hermético con tapa violeta. Violeta oscuro, no la tapa violeta que usó un tiempo para su menú universitario que era clarito. Ese todavía no me fije si sigue estando o si el sábado dejó la cocina y se fue con él. Pero el violeta oscuro sí lo encontré. Las sobras de guiso nos iban a salvar alguna otra comida de la semana donde no haya tiempo para cocinar. Pero todas los dias siguientes comimos otras cosas. Más o menos elaboradas, pero no ese guiso.

Ese tupper voló hace unos años en avión a Bariloche, y ahí nos habíamos guardado un montón de porciones de pizza que sobraron luego de una cena pre viaje. Una cena que nunca llegó a concretarse como la habíamos planificado. Habíamos invitado a sus viejos y a los míos que, después de 6 años de relación finalmente iban a sentarse en la misma mesa. Pero no pasó, porque quien era mi suegra empezó a cuestionar una decisión o "acuerdo"que teníamos, que era algo nuestro. Sus padres se terminaron yendo antes de que lleguen los míos. De eso mucho no volvimos a hablar, pero qué dificil fue y cuánto tiene que ver con esto hoy. [Que hubiera pasado sí. No se entiende lo que digo. No viene al caso.]

En Bariloche usamos ese tupper para guardar nuestra comida en el hostel donde paramos. Recuerdo ese viaje cuando me encuentro con las fotos, los videos y por esa tapa. En ese tupper, para que nadie se lo robe, escribí nuestros nombres y un corazón. 

Pasaron 11 días desde que se fue. Y 5 desde que se llevó el resto de sus cosas. El sábado que vino, mientras yo no estaba, le pedí que se lleve la carne que había comprado para cocinar la cena de nuestro aniversario. Esa cena tampoco se concretó como lo imaginé, porque antes de arrancar ya se estaba yendo. No iba a poder comer esa carne sin que me caiga mal. 

 Hoy, jueves, fui capaz de ordenar las cosas en la habitación y en la cocina. Decidí que ese guiso tampoco iba a poder comerlo sin que me caiga mal. Así que abrí el freezer, agarre una bolsa, y lo vacié. Y fue cuando caí que, desde hace varias semanas, habíamos congelado nuestro vínculo.