Chasquibum

Dejame sola, pero no te alejes, que al perdón también hay que dejarlo macerar. Dejame sola, pero no me dejes, que estoy prendiendo fuego toda la pirotecnia peligrosa dentro mío, en mis mejillas mientras me rompo los dientes de apretarlos. Ahogo el sonido en mi garganta, para que no escuches los graves ni los agudos. En mi estómago, que centrifuga toda esta angustia.

Y que de toda esa batería inflamable ante cualquier intercambio desafortunado de respuestas, quede solo un chasquibum y que sólo despierte a los monstruos que les toque dar batalla hoy. 

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